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¿Qué es la violencia vicaria?

Define aquellas situaciones en las que se lleva a cabo una agresión física o psicológica entre las parejas, en perjuicio de los niños. Podemos entender que la motivación principal del agresor tiene fondo de odio y/o de venganza.

La violencia vicaria se da en el núcleo familiar por lo que está asociada a la violencia intrafamiliar. No es extraño ver con frecuencia en las noticias, casos en los que un miembro de la pareja ha asesinado a los hijos como gesto de venganza tras una separación. Noticias tristemente cada vez más frecuentes.

Es importante aclarar que la violencia vicaria no distingue de género aunque si está socialmente más relacionada con la violencia del hombre hacia la mujer. Podemos destacar que es más frecuente de hombres a mujeres, pero esto está cambiando en los últimos tiempos.


¿Por qué aparece la violencia vicaria?


Aparece en separaciones o divorcios que no han sido bien gestionados. Rupturas difíciles y progenitores con una gran dificultad a la hora de aceptar el fin de una relación.
Este dolor, unido a los efectos psicológicos, familiares y económicos de la separación, son caldo de cultivo para la gestación de violencia vicaria.

Ejemplos de violencia vicaria


Algunos ejemplos de violencia vicaria serían:

  • No hacerse cargo de la pensión alimenticia de los hijos y chantajear al progenitor con ello.
  • No recoger a los hijos el fin de semana pactado, llegar tarde o sin avisar.
  • Interponer denuncias de manera recurrente para dañar a su ex y en consecuencia a los hijos.
  • Hablar mal sobre el otro progenitor y descalificar.
  • Intentar poner a los hijos en contra del otro progenitor.
  • Hacer que el hijo elija entre un progenitor y otro.
  • Culpar al otro progenitor de la separación, delante de los hijos.
  • Solicitar la custodia completa para dañar al otro progenitor.
  • Chantajear a los hijos a través del afecto con frases como «yo te quiero más», «Ya sabes que yo quiero lo mejor para ti».
  • Interferir para que otro progenitor no pueda rehacer su vida con otra pareja.


¿Cómo es el perfil del progenitor agresor?


Está claro que cualquier separación o divorcio es una situación complicada de gestionar y no cabe duda de ello. No solo se rompe una pareja, sino que se rompen años de convivencia y proyectos en común. Aunque pueden existir numerosos desencadenantes de la violencia vicaria, alguno de los pacientes comparten frases como estas:

  • No soy capaz de aceptar la ruptura.
  • Si el otro quiere dañarme, yo le dañaré aún más.
  • Me ha quitado a mis hijos.
  • Ha destrozado una familia.
  • Si no está conmigo, no estará con nadie.
  • Siento tanto dolor que quiero que ella/ él también lo sufra.
  • Quiere poner a mis hijos en mi contra y no voy a permitírselo.
  • Su amante tiene la culpa.


Sentimientos de odio, venganza, inseguridad, vulnerabilidad y miedo. Sentimientos que influyen en que se genere este tipo de violencia dentro de la familia. Personas que no se sienten capaces de emprender una vida sin la pareja que les ha acompañado durante años, sin habilidades para construir y dejar marchar lo que ya no funcionaba.

 

¿Cuáles son las consecuencias de la Violencia Vicaria?


Destacan los efectos de tipo físico y psicológico que llegarán a afectar e interferir en muchas de sus áreas vitales y en su desarrollo como personas adultas.

Los efectos más inmediatos son aquellos que provienen del maltrato físico hacia los niños, siendo hospitalizados en los casos más graves. No podemos olvidar que, en casos extremos, los menores han sufrido una discapacidad o incluso la muerte.

En el área psicológica se ven afectadas tanto la autoestima como el concepto que tienen de sí mismos. Igualmente podemos observar afectación en la atención, la concentración y en consecuencia problemas escolares o de conducta. Es importante destacar que pueden aparecer trastornos como el de estrés postraumático, de ansiedad y de tipo depresivo. No podemos olvidar los intentos de suicidio en algún momento de su desarrollo personal.

En el área emocional, aparece una gran dificultad en el aprendizaje de las habilidades sociales, la empatía y problemas en la gestión de impulsos. Esta problemática puede llegar a debutar en trastornos psicóticos o comportamientos antisociales, agresivos incluso psicopatía.

En el área social, suelen ser desconfiados lo cual dificulta enormemente que puedan generar vínculos sociales saludables. Suelen aislarse socialmente del grupo de iguales, lo que colabora en que no denuncien la violencia que están padeciendo dentro de la familia.

Los menores pueden aprender que este tipo de violencia que reciben por parte de uno de sus progenitores es un comportamiento normal. Esto influirá en su modo de relación como adultos, generando posibles relaciones de maltrato.

 


¿Cómo sería el tratamiento más recomendable de la violencia vicaria?


Desde mi experiencia profesional, el mejor abordaje es aquel que tiene en cuenta aquellas áreas que se ven. Es decir, sería recomendable un abordaje que implicaría varias disciplinas y profesionales trabajando como equipo (servicios sociales, médicos, psicólogos, profesores, trabajadores sociales, abogados, servicios de seguridad y jueces). Es importante evaluar cada caso para así decidir qué profesionales necesitan intervenir.

No Podemos olvidar que ya existen desde algunos de estos equipos de trabajo, protocolos bien diseñados que guían al profesional y a la familia en el proceso de intervención y tratamiento de la violencia vicaria.

Según la ley actual, el menor o menores que sufren de violencia vicaria tienen derecho a todas aquellas prestaciones necesarias por parte de los servicios asistenciales para que los daños consecuencia de dicha violencia, sean atendidos. No dudes en informar acerca de estos servicios a través de los servicios sociales como el DIF.

En el área psicológica, que es la que trabajo más de cerca, se realizan intervenciones con los adultos y los menores (víctimas). En ocasiones dicha intervención es a nivel individual pero también puede ser necesaria alguna intervención familiar.

En una situación ideal, que no siempre es el caso, se realizaría una intervención con el abusador o abusadora, para así trabajar en la rehabilitación del mismo. Pero, no siempre es posible ya que en muchas de las ocasiones el abusador o abusadora, no es consciente del daño o simplemente no se responsabiliza.

Si te encuentras en una situación de violencia vicaria, tanto tú como tus hijos, si crees que eres un abusador o abusadora y no sabes cómo ponerle freno a lo que sientes

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